Mi nombre es Irene Ramos, una barcelonesa que desde los 5 años sabía que quería dedicarse a las terapias manuales. A los 22 años decidí empezar a estudiar quiromasaje y hasta ahora, 10 años después, no he dejado de formarme en diferente técnicas, tanto estudiando como trabajando en diferente centros de masaje o fisioterapia, para aliviar dolencias y ayudar a la mejora de las personas.