Mi nombre es Tom. Nací y crecí en el norte de Essex, en el Reino Unido. Pasé varios años estudiando Ciencias Ambientales en Gales y Londres antes de mudarme a España en 2010 para enseñar inglés y aprender español. Nunca me fui.
La fotografía siempre ha sido mi pasión y estar detrás de la cámara es mi lugar feliz. Siempre he tomado fotos y comencé a trabajar como fotógrafo documental, centrándome en varios proyectos personales y publicando en la prensa y colaborando con organizaciones como el Real Jardín Botánico de Madrid, antes de comenzar a dedicar mucho más tiempo a la fotografía de bodas.
Obtengo una gran satisfacción y alegría al capturar imágenes de personas viviendo sus vidas, siendo ellos mismos y haciendo todo lo que implica ser humano. Para mí, la fotografía de bodas es un fantástico vistazo concentrado de eso en su forma más placentera, reuniendo diversión, risas, lágrimas, bailes, travesuras y, sobre todo, amor en un día mágico.
Como fotógrafo de bodas, tengo el privilegio de presenciar esos momentos increíbles e impredecibles y congelarlos en una colección de fotografías, no solo capturando momentos mágicos, sino preservando recuerdos preciosos.
En última instancia, mi objetivo es crear imágenes que se vean y se sientan como el propio día, transportándote de vuelta a ese día cada vez que las mires. Para mí, las bodas ofrecen un flujo interminable de posibilidades creativas y siempre son únicas. Creo que todos los momentos son mágicos, no solo los grandes, y los capturaré todos, no solo los intercambios de anillos o el primer baile, sino también los niños jugando al escondite bajo las mesas, los abuelos mirando pensativos y los amigos compartiendo cócteles.